domingo, enero 01, 2012

Corriendo

Siempre mirando adelante, corrió. Corrió sin importar si era día o noche. Corrió sin pensar en la hora, ni en el tiempo. Corrió despavorido como si el diablo lo persiguiera. Corrió veloz como recién liberada fiera, perseguida. Corrió como si quisiera perder su sombra. Corrió hasta que se le acalambraron los pies. Hasta que se le estrangularon las piernas. El corazón expulsado, saltando en las manos. Corrió sin aire en los pulmones. Corrió con firme voluntad, pese al dolor y al cansancio. Corrió jadeante, sediento, corrió y corrió. Y hubiera seguido corriendo. Pero se dio cuenta. Nadie corre más veloz que su destino.

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