A veces, despierto con el pensamiento de que tengo que
contarte lo que soñé, o me ocurre algo que quiero compartir contigo. Entonces vuelvo a la realidad, y sé que estás
muerta. Que ya no estás para compartir
contigo mis secretos e ilusiones. Sé que
estabas cansada, que la muerte, para ti, fue la liberación de tantos años atada
a una cama y a la voluntad de otros. Pero
eso no es consuelo. Me haces falta…
2 comentarios:
!Qué lindo Rosa!, hacía tiempo que no te visitaba. Te comprendo, yo extraño a la mía que se perdió dentro de su memoria y no encuentra la salida...
Raquel
¡No sé qué es peor, Raquel! Y lo malo es que siempre nos harán falta...
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