sábado, abril 19, 2008

Despedida



En los últimos meses he descubierto que las rosas de otoño no son buenas amigas. Una vez se ven florecidas, crecen espinas que rechazan a todo lo que pueda parecer amenazante o inoportuno.

He sido lastimada por mucha gente a través del tiempo, pero nunca antes había sentido el inmenso dolor que causan las espinas de una rosa de otoño, y por ello, y para que no se repita, me alejo.

Deseo querida amiga que siempre mantengas la lozanía de ese primer día en que encontraste a tu jardinero. Desde la distancia te acompañan mis deseos de felicidad en tu nueva vida.

No hay comentarios.: