lunes, abril 21, 2008

Lección aprendida

Tomo asiento y con los dedos sobre el teclado miro el monitor. Es como si quisiera que se fuera dibujando la imagen vertida en palabras, pero no escribo. No tengo el ánimo para escribir, no encuentro el vocabulario adecuado para explicar lo que siento.

Siempre dije que odiaba el silencio y la mentira, pero ahora me doy cuenta que también odio la deslealtad y la hipocresía. Y me siento confusa porque en quienes puse mi confianza, me han traicionado. No pude nunca luchar contra el silencio, ni saber la verdad escondida, así que me retiré de los que así me castigaban y me refugié en un mundo en que pensé que tenía amigos.

Para mi dolor he descubierto que allí donde pensé que tenía una familia y podía sentirme protegida, era justo donde encontraría que la lealtad no existe cuando los intereses cambian, y que la verdad también se esconde cuando tiene dos caras.

Duele. Dentro de mí hay llanto, pero no son lágrimas que corren libres. Son lágrimas que nadie ve porque ahora sé que aunque jamás regresaré al mundo que fue mi refugio, allí donde encuentre un lugar para mí tendré que llevar conmigo la lección aprendida.

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