jueves, junio 05, 2008

Amores


Siempre que pienso en él, lo veo alto, muy delgado, mudo, parado en el dintel de la puerta, mirándome. Cuando me contempla así, sin pestañear, siento que me pierdo en él y me da miedo. Me repito que es solo una aparición, mi recreación del grabado de su figura que quedó en mis ojos al decirle adiós. Pero sigue ahí, parado en la puerta como quien ha venido a buscarme para llevarme con él a dónde quiera que sea que está. Sé que no puede venir a buscarme porque los muertos no regresan.

Lo sé; como también sé que hay amores que matan.

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