lunes, diciembre 06, 2010

De sueños

He perdido todo tipo de ambición y de ilusiones. No anhelo nada excepto que pasen los días y sobrevivirlos. Sé que es un estado de ánimo, confío que pasajero y que en algún momento, en algún rincón, agazapado, encuentre un sueño y pueda atraparlo. Y es que he tenido sueños, pero lo que se dice tomarlos y estrecharlos, nunca he podido. Tal parece que apenas les pongo la mano encima, como toque de Midas, el sueño despierta y se convierte en pesadilla. De esas sí he tenido muchas en mi vida. Pesadillas que parece que nunca terminan. Sueños terroríficos que son realidades que dejan huellas.

Mi error es haber estado soñando con un príncipe azul que nunca se presentó. Hay tantas otras cosas con que pude haber soñado, tantas cosas que la gente anhela y en pos de las que va, y yo me quedé varada en el cuento de la princesa. Cuento corto porque el príncipe nunca llegó y me fui llenando de ansiedad y de amargura a medida que pasó el tiempo. Que el toque de Midas funciona negativamente en ese aspecto de mi vida, es cierto. Sin embargo he tenido, tengo tantas otras cosas que no sé agradecer, que debía darme vergüenza estar añorando lo que muchas tienen y no quieren. No hay felicidad completa en la vida, y un compañero no es garantía.

Es hora de que empiece a buscar otros tipos de sueños. Sueños que dependan de mí más que de otros, sueños que pueda estrechar contra mi pecho, sueños que puedan tener un final feliz.

1 comentario:

lucille lang correa dijo...

me encanto, sobre todo el final
eso de los cuentos de princesas...