miércoles, enero 09, 2013

Otro sueño


Poco a poco me he ido deshaciendo de todo aquello que pueda recordarme que un día vivimos juntos. La verdad, solo añadiste algunos detalles. Algún cuadro, fotos, jarros, pinceladas femeninas que suavizaban el ambiente demasiado masculino de mi apartamento. Eso era lo que decías y supongo que era cierto, porque el apartamento adquirió calidez y me gustaba llegar a él y sentir la fragancia de las flores que siempre tenías en la sala.

Cuando florecieron las gardenias, tu fragancia favorita, solíamos pasar horas inhalando su perfume, sentados en el pequeño balcón y planificando nuestro futuro juntos. A veces te ponías triste. Enamorarte de mí había cambiado tu vida por completo. De aspirante a actriz te habías vuelto ama de casa y supongo que echabas de menos tu mundo.

Dejaste de reír y la sonrisa se borró de tus labios. Las gardenias dejaron de florecer. Preferías estar en la cama, abrazada a tu almohada. A veces así te encontraba cuando regresaba del trabajo y no conseguía moverte, ni hacerte hablar. Y en las noches llorabas quedito pensando que no te escuchaba, yo que velaba tu sueño, y dormía solo si dormías, y era feliz solo cuando tú lo eras.

El día en que al llegar encontré tu carta en la que me decías que no estabas hecha para ser un ama de casa, que necesitabas recobrar tu libertad para volver a soñar, deseché las gardenias. Ya no eran vaticinadoras de un futuro juntos.

No me habría opuesto a que continuaras luchando por alcanzar tu sueño y no sé porqué decidiste colgarlo en tu perchero imaginario para que hiciera compañía a tus aspiraciones de ser bailarina, doctora, abogada, florista, fotógrafa. Debí darme cuenta de que solías pasar de un sueño a otro en cuando decidías que el de turno era inalcanzable, o te rendías, o aburrías, u otro diferente te deslumbraba.

Regalé los cuadros, rompí las fotos, vacié los jarrones de las flores ya secas y los eché a la basura. Solo conservé tu almohada. A ella me abrazo en las noches en que la soledad me embarga que es cuando más te extraño. Aún huele a ti, y envuelto en tu olor, sé que todavía te quiero. El contacto con tu almohada me recuerda lo feliz que fuimos.

No puedo vivir atado a una ilusión que no volverá nunca, lo sé porque he visto la foto de tu boda en los diarios. Y me pensé colgado en tu perchero imaginario junto con tu intento de ser ama de casa. Antes de que en ese perchero se me una el tonto que acaba de casarse contigo mientras tú corres detrás de otra quimera, he decidido descolgarme y quemar tu almohada. Es hora de que yo sueñe otro sueño.

No hay comentarios.: