viernes, julio 30, 2004

Agua

Serpentea el agua entre las rocas, corriendo por el cauce de su río. Oigo el sonido de la caída de agua desde la montaña, que me trae, junto con las memorias de lugares distantes y el olor a hierba fresca, recuerdos de la niña. Introduzco los pies en el agua helada para sentirme viva, y una voz familiar, me llama desde lo más profundo, invitándome a seguirla en su camino.

Agua tibia me envuelve y me protege, y su susurro continuo me adormece, cual nana que cantaran a la niña, los labios de los brazos que la mecen. Protegida, me entrego al sueño, sonriendo. Mis dedos agarran el vacío, y lo encierran en puños pequeñitos, y soy de nuevo niña con el agua, que canta en mis oídos.

El sueño me fortalece y reconforta. Veo sombras, escucho vagamente sonidos, está oscuro, pero el cantar melodioso del agua en mis oídos, me dice que la niña está segura en su cama de aguas tibias que la mecen. Los puños pequeñitos se abren y se cierran, el agua se escurre entre los dedos, y siento mi propio palpitar al unísono con el canto del agua.

Una luz hiere mis ojos, y mis puños se cierran y se abren buscando sin encontrar a qué aferrarse. Ya no se oye el sonar cantarino del agua, extraño su tibieza protectora, sólo oigo llanto, gritos, y percibo el bombillo en el plafón, sol inmenso que me ciega los ojos que sólo pueden percibir siluetas. Me atonto, y siento miedo y estoy sola. Alguien mece a la niña, pero ya no soy una con el agua y no puedo recrear la melodía que me duerme y me protege.

Vivo a tientas, tocando las paredes. Busco en vano reencontrar el cantar del agua que me acune, el calorcito tibio de mi rincón oscuro, dónde me sentía amada y protegida. Pero no nos es posible volver de nuevo al vientre.......

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