Se perdió entre viejos papeles, aquel cuento escrito en una tarde triste. Lo eché a un lado después de escribirlo, por hacerme llorar, porque con las largas uñas del recuerdo, arañó mis adentros, y no pude encontrarle un final.
Hoy le he visto, y mi corazón no ha saltado de gozo, ni he sentido emoción ni dolor alguno. Le he visto y es tan solo un instante, un instante que ocupa un pequeño espacio en mi memoria, que ni siquiera recordaba que estaba habitado.
Y ahora busco entre viejos papeles aquel cuento escrito en una tarde triste, porque hoy encontré su final.
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