jueves, agosto 05, 2004

Por agua

Era tan pequeñito que se perdía en la nieve, pero ahora, con el padre lejos y la madre enferma, él era el hombre de la casa. Tuvo que luchar contra la fuerza del viento para abrir la puerta. El frío era intenso y hubiera preferido el calorcito febril de su mamá. Pero necesitaban agua.

El viento que casi impidiera su salida, sin remordimiento lo empujaba y una ráfaga violenta le arrancó el cubo que llevaba en las manos. El río estaba casi congelado. Miró a su alrededor, la oscuridad le impedía encontrar algún recipiente en qué llevar el agua. ¿Qué hacer? ¿Cómo volver con las manos vacías? Entonces recordó que cuando su madre le pidió que fuera por el agua, le dijo que no temiera nada, que la nieve y el hielo del invierno eran sólo agua congelada. Y se quitó el gorro que llevaba, y lo llenó de hielo, y por si acaso, para estar seguro de cumplir el recado, se llenó de nieve los bolsillos.

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