-Mi niña bonita- me dice, y toma mi cara en sus manos.
Yo sé que me quiere, siempre me ha querido. Me mira como se mira a una diosa, para él soy lo más puro y hermoso que ha habido en su vida.
Quisiera gritarle que no le amo, que nunca le amé, que es un viejo, que siento la necesidad imperiosa de unas manos jóvenes y cálidas recorrer mi cuerpo, una lengua ardiente hurgar cada hueco, unos labios húmedos besarme hasta que sangre mi boca.
Pero cuando me dice mi niña bonita, y me mira a los ojos, como si leyera mis pensamientos, me desarma. Entonces me repito que es bueno, que me tiene como a una reina, que mil mujeres darían cualquier cosa por tenerlo a su lado.
Yo sé que me quiere, siempre me ha querido. Me mira como se mira a una diosa, para él soy lo más puro y hermoso que ha habido en su vida.
Quisiera gritarle que no le amo, que nunca le amé, que es un viejo, que siento la necesidad imperiosa de unas manos jóvenes y cálidas recorrer mi cuerpo, una lengua ardiente hurgar cada hueco, unos labios húmedos besarme hasta que sangre mi boca.
Pero cuando me dice mi niña bonita, y me mira a los ojos, como si leyera mis pensamientos, me desarma. Entonces me repito que es bueno, que me tiene como a una reina, que mil mujeres darían cualquier cosa por tenerlo a su lado.
Y me muerdo los labios, y callo.
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