domingo, junio 27, 2004

La entrega

Comenzó a escribir tratando de entender por qué por tantos años se había entregado a causas en las que creía firmemente y a relaciones, en las cuales había colocado todas sus esperanzas, logrando alcanzar sólo fracasos, llenando su vida de amargura.

Sus recuerdos eran cual celajes que al pasar escribían oraciones, párrafos, páginas, capítulos completos del libro de su vida, dependiendo de su edad y su tiempo, y que luego se escondían invisibles en algún rincón de la habitación, donde nadie más pudiera verlos.

Y una vez estuvieron todos plasmados en las páginas, comenzaron a moverse de sus escondites, cual fantasmas y monstruos, que como plaga de mangostas, se ensañaron salvajemente en ella, exigiendo la entrega final.

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