sábado, junio 12, 2004

Triste

¿Siempre estás triste, tía?, me preguntó, y se me quedó mirando aquella sabia niña de ocho años, y le dije no, no siempre. Y me pidió que le contara un cuento que hubiera escrito. Y para probarle que estaba errada, busqué en la memoria un cuento alegre, y entre los cuentos de horror y de dolor que escribo, no encontré uno sólo que me redimiera.

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